Si le preguntas a las personas cuál es la mejor manera de determinar la inteligencia de una persona, la mayoría probablemente sugerirá darles un test de inteligencia o preguntarles por las notas que tuvo en el colegio. Pero estos exámenes estandarizados sólo miden un tipo de inteligencia humana: el razonamiento lógico. De hecho, hay muchas más maneras de ser inteligente que la mayoría de las escuelas no valoran.
Si eras inteligente de estas otras maneras, es posible que tu colegio no te haya apoyado.
Por ejemplo, las escuelas dan poca prioridad a las habilidades que dependen del uso de tus manos. Si mostraste un prometedor futuro como mecánico, tu colegio podría haber intentado redirigir tu atención a algo que ellos considerarían más “profesional”, como las leyes o la medicina (aunque los mecánicos son muy inteligentes, sólo que de una forma distinta).
Más aún, las escuelas suelen tener sólo prioridad por algunos pocos estilos de aprendizaje. Los colegios suelen hacer que los estudiantes aprendan a través de la lectura, pero algunas personas aprenden mejor con imágenes visuales. El famoso compositor Hans Zimmer era malo en el colegio. Fue sólo cuando empezó a aprender música de forma visual que empezó a ser muy bueno en esta materia. Zimmer entiende la música visualizándola como un patrón repetitivo, aunque ningún profesor llegó a entender esto.
Finalmente, los colegios desalientan que los niños exploren temas complicados al castigar sus errores. Por ejemplo, cuando en un examen de matemáticas se quiten puntos con los errores. Eso hace que los estudiantes intenten no tocar el tema en cuestión. Más aún, cuando nos hacemos mayores, terminamos condicionados a evitar los errores y eso hace que nuestra creatividad se bloquee.
Así que no asumas que eres malo en algo porque en el colegio no tenías buenas notas en ese tema. Pregúntate esto: ¿Estás seguro que eras malo en este tema? ¿Cómo lo sabes? Es posible que son estas áreas las que deberías explorar con más libertad y menos temor.